Expertos de diversas universidades entregaron los cuatro aspectos en los que consideran deben mejorar las instituciones de educación superior en la formación de los profesionales de esta área.
La pandemia
ha golpeado a las sociedades de todo el mundo y ha tenido importantes
implicaciones para los sistemas de salud y para el colectivo sanitario, razón
por la que desde ya muchos expertos se replantean cómo se debe reorganizar la asistencia
sanitaria y también la enseñanza.
En este
contexto, el clúster global de universidades del objetivo de desarrollo
sostenible (ODS) 3 (salud y bienestar), liderado por el eHealth Center de la
Universitat Oberta de Catalunya (UOC) e impulsado por la Asociación
Internacional de Universidades (IAU, por la sigla en inglés), analizó el
impacto de la pandemia en el modelo sanitario y propuso algunos cambios que
considera debe llevarse a cabo en la educación superior para adaptarse a los
cambios sociales y tecnológicos y mejorar así la formación de los profesionales
sanitarios del futuro.
“La
covid-19 ha puesto sobre la mesa la importancia de la salud como derecho
universal, de manera que las lecciones aprendidas de la pandemia pueden ayudar
a repensar cómo enseñamos, cómo preparamos a los profesionales de la salud”,
destaca Albert Barberà, director del eHealth Center de la UOC.
A
continuación las cuatro lecciones principales que dejó la pandemia para la
educación de los profesionales de la salud, de acuerdo con el Clúster Global de
Universidades del ODS
1. Salud y
enfermedad en un mundo interconectado
“Esta
pandemia ha mostrado la interrelación entre la salud humana y la económica, así
como el impacto que tienen las desigualdades socioeconómicas y la inequidad en
la salud. Ante esta situación, la colaboración internacional es clave para
poder enfrentarse a los desafíos globales y hacer realidad la Agenda 2030»,
explica Pam Friedman, presidenta de la IAU e impulsora del clúster del ODS 3.
Esta
interdependencia es uno de los aprendizajes de los países que en los últimos
años han estado más expuestos a diferentes epidemias, como el ébola, el cólera
o el VIH. En palabras de David Serwadda, profesor de la Universidad de Makerere
(Uganda) y miembro del clúster, “hay que conseguir que los estudiantes sean
conscientes de que las epidemias no solo son problemas locales o regionales,
sino que tienen alcance internacional. Cuando nos llegan noticias sobre
una epidemia en África u Oriente Medio, los futuros profesionales de la salud
deben ser conscientes de que puede llegar a su comunidad. Lo que parece ser un
problema lejano, en realidad nos está mirando directamente desde miles de
kilómetros de distancia”.
2.
Educación interdisciplinaria e interprofesional
Entender la
salud como un fenómeno planetario obliga a que el currículo de los futuros
profesionales de la salud se abra a otras disciplinas. “La prevención de la
transmisión de virus no es solo un problema médico: también implica hacer
frente al cambio climático y preservar la biodiversidad y los ecosistemas
naturales. De esta manera, una formación interdisciplinaria en salud pública y
ciencias ambientales es necesaria para evitar futuras crisis sanitarias y, por
tanto, es clave para la formación de los estudiantes”, explica Marta Aymerich,
profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud y vicerrectora de
Planificación Estratégica de la Universitat Oberta de Catalunya.
Además, el
grupo de expertos también destaca el impacto de la evolución del sistema de
salud desde una asistencia eminentemente hospitalaria a una atención basada en
las personas y en la población. “Esta transformación obliga a un cambio en los
planes de estudios que refuerce una formación centrada en la atención
comunitaria y también un aumento de la colaboración con profesionales de otros
ámbitos de la salud, como la enfermería”, resaltó Aymerich.
3. Aprender
a lidiar con la incertidumbre
En este entorno en el que el trabajo con la comunidad y con otros profesionales será cada vez más importante, los expertos recomiendan reforzar la enseñanza de competencias sociales, como el trabajo en equipo, las habilidades de liderazgo y de comunicación y la gestión de las emociones. “Los trabajadores sanitarios se han enfrentado a altos niveles de estrés y a decisiones complicadas durante la pandemia. Por eso más que nunca es necesario enseñar la capacidad de gestionar el estrés y enfrentarse a la incerteza. Los trabajadores de la salud deben poder adaptarse a circunstancias que cambian rápidamente”, señala Maria Niemi, profesora asociada del Instituto Karolinska (Suecia) y también miembro del clúster.
4. Más salud digital y aprendizaje en línea
El uso de la tecnología para el aprendizaje y la atención médica es otro de los aspectos que se han acelerado durante la crisis sanitaria y en el que los expertos hacen hincapié. Los profesionales de la salud tienen que formarse mucho más que antes en salud digital para saber, por ejemplo, cuáles son las aplicaciones médicas más efectivas, cómo usar las redes sociales para la promoción de la salud o cómo aplicar la ciencia de datos para tomar decisiones médicas, “se trata de un conocimiento que se aprende practicando, por lo que el aprendizaje en línea debe integrarse en la educación sanitaria”, destaca Marta Aymerich.
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